EXCRITURA DE ALICIA
Quizás nunca terminaría de caer y caer y caer.
En verdad, cualquier cosa era posible.
No podía entender los personajes del lugar.
Para colmo, también sentía que era otra
o mil o el puro devenir del asombro;
y por momentos, confundía la gracia
con la perplejidad absurda y la confusión.
Nada era lo que parecía, ¿así era la vida?
Ninguna regla sensata, todo imprevisto,
sorpresivo, y una continua arbitrariedad.
O quizás era la misma niña caprichosa,
sola y perdida en los juegos de la palabras.
Confundida, entre la locura y el terror,
al fin pudo escapar, volver, pisar la tierra.
Y recién entonces comprendió la maravilla,
supo que ése, para siempre, sería un lugar irreal.
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