domingo, 15 de enero de 2017

SUSURRO DE MONOS

Ese rincón con plantas de telas de araña
no nace de la palabra ausencia.
Apenas un latido miserable al borde,
ya sabido, del consuelo del fracaso.
Pero rápido desparece en los márgenes
que juntan las sucias correcciones;
los intentos de creer, tan inútiles,
en el milagro banal de alguna forma.
Para escribir ni siquiera hay pan duro
en el fondo sin fondo del pozo;
solo el susurro de los monos tristes
con el que sueñan los últimos poetas.
Por eso me cuelgo al ras del cielo
y veo el temblor de otra mirada
junto a la lamparita sobre estas líneas.
Después me olvido, y aprieto en un puño
el papel que ya busca al tacho de la basura.

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