EXCRITURA DE LOS ATENTADOS
Todavía dormido, las manos en los bolsillos.
las misma calles, frías, hasta la ruta.
Saluda a los vecinos y mira la nada,
esos pocos segundos sin sentido.
Ya sube al 96 para llegar a flores.
después el subte, y a la obra.
cargar y descargar, hacer el cemento.
Cada día, casi unos treinta años;
todos lo quieren en la empresa.
Al terminar el apuro y el cansancio,
vuelve apretado entre los cuerpos
y solo espera ver un poco de televisión.
Después de saludar a la familia,
por fin se echa en el sillón,
pronto van a estar los fideos,
En la televisión está el noticiero,
con la mano toma el control.
La verdad, no le importa el atentado;
él solo quiere reírse con cualquier reality show.
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