miércoles, 15 de marzo de 2017

EXCRITURA DE AURORA VENTURINI

Resulta horrenda, pero se acepta con goce y satisfacción:
la deformidad elude cualquier delicadeza.
Ella es perfecta, según ella.
Aseguran que mató a su madre,
no quiso confesar,  nunca habla.
En cuanto a su amor por las tortugas, es sincero...
jamás le faltó alimento
y hasta las llevó varias veces al veterinario.
En su mansión sobran las luces,
aunque ses preferible la oscuridad,
andar por los  pasillos
y tropezar con los fantasmas o cachivaches.
No se asoma a esas ventanas coloniales:
ya sabe que los demás son verdaderos monstruos;
por eso le temen...
al verla se ven a sí mismos..
Aseguran que reza todos los días, aunque no tiene fe,
y que solo le teme al sol, al asomarse,
esas víboras luminosas que atraviesan las persianas.
Pero vigila el connubio de los quelonios.
¡Vamos!, ¡vamos!, aulla un vez más.
Cuando él macho sube, ella tambié acciona su vulva,
en esos momentos es feliz y hasta ríe.
Nunca molestó nadie,
sus gemidos son mudos como una lechuga.
De todas maneras, morirá virgen,
con sus deditos tan cortos nunca podrá  romper el himen.
Será que el goce es horrendo,
lastima que las tortugas no imaginan el placer deforme de su diosa.

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