EXCRITURA DE BECKETT
Ese ojo lívido, sin su párpado,
¿qué es lo que mira?
tan abierto a la oscuridad.
Inútil intentar cerrarlo,
aunque estalle su pupila,
muda, él permanece...
Quizás sea que su alrededor,
ya ni siquiera existe,
tampoco este mundo...
Creo que daría lo que fuera
-hasta una lágrima-,
por eludir su condena.
Pero no evitaría su castigo:
que todo mire a su propia nada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario