miércoles, 8 de marzo de 2017

EXCRITURA DE OSVALDO SORIANO

Cuando aquel almanaque de mi infancia,
tan lejano, señalaba al 6 de enero,
en la fila del correo se agitaba el corazón
y mirábamos envidiosos a los chicos
que se iban con una caja de soldaditos;
Yo rogaba por una pelota, de tiento.
Esa tarde-¿1950?- no pude tenerla
y me dieron un barco a alcohol
que ponía a navegar bajo el limonero.
Siempre fue así, ni en los años felices
la suerte me acompañó en la vida.
Ya desesperado, en el verano del 53 o 54
junté todo mi coraje y escribí la carta,
unas pocas líneas, él debía recibir tantas...
y, cosas de chicos, enseguida olvidé el asunto.
Pero un día se detuvo un camión del correo
-aun lo veo-, en la puerta de mi casa;
el paquete era enorme, y breve la esquela:
"Acá te mando las camisetas para el equipo.
pórtense bien y no se olviden de Evita"
Por supuesto, también estaba su firma;
y la pelota era de tiento, inmaculada.
Cuando yo era chico, Perón era nuestro Rey Mago.


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