domingo, 5 de marzo de 2017

EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA X

Cada vez que habría así de grandes los ojos
me enamoraba más de sus pestañas.
Siempre con su guardapolvo blanco, inmaculado,
la señorita solía hablar de Jesús:
todo el dolor, todo el amor.
Y yo me soñaba en su voz,
su cara redonda de Betty Boop peronista,
tan morochita y tan bella,
la dulzura suave en el perfume,
¡ay, todavía me estremece su sonrisa!
Algo podía entender, al menos
lo único importante para mi vida.
Pero eso vino después, mucho,
pasaron años hasta verla de verdad.
Me tocó en primer grado; por suerte,
a veces es justo el azar, también se llamaba Cristina.

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