domingo, 12 de marzo de 2017

EXCRITURA DE FELISBERTO HERNÁNDEZ


Mataron el potro y me dejaron hecho un caballo.
Una libertad triste, mis partes
querían una vida independiente;
si yo estaba echado,
ellas se me levantaban, desafiantes.
Y me tocó un dueño cruel,
injusto, siempre pegaba:
a mis patas, mi barriga, mi cabeza.
Una tardecita corrí y escapé
hasta la oscuridad de la noche.
Tuve la idea de que mis partes, resignadas,
se habían perdido o quedado con él.
Vi unos árboles lejanos,
un resplandor en el camino.
De a poco, sentí al acercarme,
que las partes estaban conmigo.
Así que les mostré recuerdos,
esos castigos, ansiaba la unión.
Pero mi yo, mi furia y mi voluntad
ya estaban solas, demasiado;
aun lejos del dolor,
nunca volverían a la única felicidad, la inocencia del potro.

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