sábado, 11 de marzo de 2017

UNA EXCRITURA DE BOQUITAS PINTADAS

Durante largos meses de enfermedad,
entre los lamentos,
ahí, cerca,
bajo la escasa luz de la mesita de luz.

Apenas si podía completar una página
o dos, con suerte tres,
pero así, a veces sonreía;
esos enredados amores eran un consuelo.

En verdad, solo continuaba la historia
con otro tono;
el dolor era el mismo
y ella también lo deseaba a Juan Carlos.

Más aun ante las pocas visitas del barrio,
su aburrida curiosidad,
sus condolencias...
imitaciones obvias de los personajes de Puig.

Cuando, al fin, cerró el libro y los ojos
para siempre,
ahí quedó algo más.
Claro que se trataba de toda su vida, y la mía.


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