jueves, 2 de marzo de 2017

EXCRITURA DE AQUELLOS HOMBRE GRISES

Tampoco se movió Friedrich,
aunque él era un flojo.
Además el sargento fue claro,
que dependía de cada uno.
Solo dos, o acaso tres...
bajaron la cabeza y se fueron.
A veces parece irreal,
pero ocurrió, yo estuve ahí,
y aunque era la guerra
todavía tengo pesadillas.
Durante un rato charlamos,
no recuerdo nada en particular;
y después asesinamos a todos:
hombres, mujeres, niños.
No quedó nadie ni nada,
ni el paso de nuestras botas.
Éramos soldados, nunca cobardes.

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