viernes, 10 de marzo de 2017

EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XV

Luigi había estado en la guerra mundial, de verdad,
lejos, muy lejos.
Igual que en las películas,
las de los sábados de Super acción.
Una granada lo dejó medio sordo,
por unos pocos metros.
Ese pozo en la tierra
aun cerraba sus ojos, apenas abiertos.
Prisionero en un convento
salvó su vida...
claro, era un milagro
A veces contaba sus bromas a las monjitas.
Otras el frío, los pies congelados;
primero un calorcito raro -casi agradable-,
después nada, la amputación.
Un buen día, sin pensar, se vino para acá,
a las playas,
a ese lugar llamado Monte Hermoso.
Muchos veranos, las vacaciones
solo eran posibles en su casa.
Siempre nos recibía contento, a los gritos,
creo que era un saludo napolitano.
Él decía mi nombre de otra manera,
única, y me daba risa.
Sabía de todo, sabía sobrevivir.
Algunas mañanas tomaba mi mano
y los dos, solos,
íbamos hacia el sol para ver el mar.
Pero Luigi nunca hablaba, miraba las olas y el horizonte.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario