sábado, 18 de marzo de 2017

EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XXII

Jamás la volví a ver; a veces
hasta la niego,
una trampa de la memoria.
Fue un instante, en el 83;
justo en la esquina
y al pasar, sobre mi calle.
Loca, esa mujer estaba loca.
Me miró, triste, y sonreía.
Algo murmuró
sobre su vida y el pasado;
pero sus palabras...
rotas, demasiadas heridas.
Después preguntó -¿a mí?-,
si podía acariciarme la barba:
trae suerte, dijo.
Todavía no entiendo,
ese temblor de sus manos,
su mirada oscura.
O si, nada más que eso:
apenas dolor de mero estar.
Sin razón, algunas noches,
solo frente al espejo
me toco la barba, triste, y sonrío.

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