viernes, 24 de febrero de 2017

EXCRITURA AUTOBIOGRÁTICA  III

Nunca lo pude aceptar, y tenía razón.
Así que los lunes, siempre,
la misma rabia, el pataleo, el llanto.
¿Por qué no venía la Negrita?
No me importaban las explicaciones,
ni saber de su trabajo
y de su merecido día de descanso,
que lavaba, planchaba, baldeaba.
Yo quería jugar con ella,
regalarle todos mis dibujos,
los más lindos de su sonrisa,
andar entre sus piernas,
bochinchar con las ollas,
mucho ruido, cantar y sus ojos...
¿Por qué no me miraban a mí,
solo a mí? No lo podía aceptar,
al menos hasta el martes, tempranito,
y todavía tengo razón, Negrita, los lunes.

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