miércoles, 22 de febrero de 2017

EXCRITURA DE ANTONIO CISNEROS

No quiero recordar esa única calle.
Menos aún el almacén de Cacho
y la sombra de la esquina,
esa higuera que juntaba amistad.
Demasiado seca era la tierra,
a veces barro y puentes de tablones.
El camión del padre de Celia
o los viejos en el club, ahí,
con el vino fresco y el domino.
Los picados interminables al sol.
Yo pisé una botella rota,
pero ya se borró la cicatriz.
Y tampoco a los perros y a los otros,
los llevaron una noche, y nadie...
Después afaltaron, no recuerdo.
No quiero caminar, otra vez, esta calle.

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