sábado, 4 de febrero de 2017

CHINO BÁSICO

Si de casualidad, cualquier día, se presencia ese único instante,
cuando sin asomarse ya se siente el sol,
el agraciado, consciente o no, se convierte en un poeta chino.
De todas las dinastías, aunque no se le ocurra
-¿para qué?- ni siquiera un solo verso;
solo importa la lejanía de la sensación en el adentro.
Justo hoy, hace un ratito, recién, me pasó a mí.
Al salir a tirar la yerba en el jardín, levanté la mirada
y todavía no puedo expresar ese color, transparente.
Inevitable, mis ojos se alargaron más que el horizonte,
a punto de perderse, hasta alcanzar otra armonía.
Pero ya pasó, y no sé si esa revelación muda,
tan breve, podrá perdurar en mis fatigadas memorias.
Al menos ese instante fui un poeta chino, o nadie, inminencia de luz.


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