miércoles, 22 de febrero de 2017

EXCRITURA DE T. S. ELIOT


Apenas en la silla, el espejo y ella.
Las llamas de los candelabros
y el resplandor de las joyas,
pero la de su oreja aturde...
Aromas que ascienden, agrios,
perdidos entre los leños.
No sabe qué piensa, si piensa.
Al llegar él querrá saber,
qué hizo hoy con el dinero.
Y otra vez, justo, el carruaje,
retumba noche en los pasos.
Aunque vea sus cabellos sueltos,
así son las reglas del juego.
Ella tan solo tomó sus píldoras;
no puede evitarlo, se apura,
ya es la hora y desaparece la voz.

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