sábado, 18 de febrero de 2017

EXCRITURA DE GONZALO ROJAS

Solo queda el azul del mar, casi en un más allá,
llorando sin lágrimas de tanto ver sin ver.
Nos morimos los unos a los otros
y ni el adiós, su arrullo mudo.
Alguien todavía olfatea lo que ya no hay,
esa saliva mántrica, ese brillo,
los pellejos en la extinción del amor.
Lo humano que es uno, perdido; un féretro
para la magia de las palabras.
Solo queda una urraca china para matar un erizo.

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