EXCRITURA DE RASCHELLA
La noche con calaveras de lobos.
Esos olores, sin la existencia.
En la niebla, lamentos.
Voy llenando, lejos, la taza;
ya no hay lugar para recobrar.
No quiero preguntar al odio,
la miseria de los hombres.
La muerte bebe mi mano; crece
el silencio de los hundidos
y los viejos no mueren, como yo.
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