miércoles, 15 de febrero de 2017

EXCRITURA DE ALLEN GINSBERG

Por la orilla del muelle, botellas y latas y frutas podridas,
y el ocaso sobre las colinas.

El agua aceitosa reflejaba el cielo enrojecido, furioso;
unos vagabundo en la ribera.

Pero en ese girasol había otra sombra, transparente o gris,
tan desolado contra el ocaso.

Así, ahí, en el crepúsculo, toda la gloria de su forma,
un ojo natural para la vieja luna.

Jack Kerouac sentado junto a mí, los mismos pensamientos:
éramos también girasoles vivos.




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