martes, 21 de febrero de 2017

EXCRITURA DE ROBERTO RASCHELLA

Otra vez el sin sentido de cualquier verano,
su agonía final en las lluvias.
El fruto que se pudre, indiferente.
No veo lo que sueño,
no sueño, no puedo ver.
Apenas soy ese niño en la voz de la madre,
más triste, más duro.
Tampoco comprendo quiénes somos,
ni el viento o los árboles.
Acaso deseo el honor de la humillación,
caer desde alguna rama.
Ya ha visto, lejana, la sangre.
Sé que la muerte duerme en mis venas
y yo me oculto en ellas y crezco, aun desnudo.

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