CASTILLO DE LOS PERROS
En los yuyos de la vereda, entre los desperdicios,
o cansados, casi dormidos, en el potrero,
tramposos suplicantes ante la puerta de la escuela.
Todos los días, en su mundo, sobreviven,
tan libres y huesudos como su elegida miseria,
a veces hasta mueven contentos sus colas.
Hoy ninguno se me acerca, y otra vez los envidio.
Ay, los perros roñosos de Rafael Castillo,
yo ya me pongo el collar para empezar la jornada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario