martes, 1 de noviembre de 2016

DESAPARECIDO

Nadie lo llamó en varios meses,
ni amigos ni enemigos.
Él toma todos sus fármacos
y sale a caminar sin rumbo.
A su alrededor ve calles,
autos, perros, casas y árboles;
también un desierto de sombras,
o peor, su reflejo en un cristal.
Entonces regresa, rápido,
apaga la luz y vigila las paredes.
Hace años perdió su reloj,
igual apenas le pasa el tiempo.
O lo que pasa, ya desde antes,
ni siquiera se parece a olvido.
A veces canta y barre su pieza,
aunque tiembla ante cada rincón.
Pero ya no siente ese miedo,
ni siquiera cuando mira el fondo,
el yuyal en esos días de sol.
Siempre come Criollitas, 
las hostias del buen Padrecito,
para evitar a las pesadillas.
Si lo sorprende una tela de araña,
vuelve a la lamparita
hasta calmar al cielo raso,
horas, días, años, todavía la misma.
Nunca piensa en esa puerta,
los gritos, las patadas, el diablo.
Ni amigos ni enemigos, nadie;
además, tampoco habla por teléfono,


No hay comentarios.:

Publicar un comentario