martes, 1 de noviembre de 2016

EL VIRUS DE LA POESÍA

Ya resultan inútiles -o ridículos- los enormes esfuerzos de las excrituras para explicar la existencia de la poesía en el mundo actual. O mejor dicho, la persistencia de su práctica: inútil e improductiva. Según su laboratorio, al considerar los rasgos que caracterizan la cultura contemporánea, ya no se trata de una actividad humana normal, ni siquiera un juego o un mero entretenimiento. Quizás, se sugiere, debiera alertarse sobre la mutación de un viejo y peligroso virus o, simplemente, dejarla en su lugar: ninguno.
Pero ante la persistencia de esta falsa necesidad, son cada vez más insistentes los que proponen medidas más precisas y drásticas: es urgente prevención y eliminación de esa aberración humana. Sin llegar a considerar el hecho como una patología -sería políticamente incorrecto-, un grupo de especialistas han elaborado una propuesta: la creación de centros de rehabilitación para poetas, buenos o malos, da lo mismo. Sin dudas, los recientes y grandes avances en la biología y su aplicación a los problemas humanos resultarían una herramienta imprescindible para garantizar el funcionamiento eficaz de la propuesta.
De modo que si cualquier persona siente la tentación de escribir un poema o apenas un verso, podría internarse inmediatamente para su tratamiento. En casos extremos, ante las posibles resistencias, resulta fundamental la conformación de una policía parapoética. El proyecto es mucho más sencillo de lo que puede imaginarse, no hace falta leer para distinguir a la prosa de la poesía. Por lo menos en la mayoría de los casos. Aunque por el momento es solo un proyecto, tan urgente como audaz, ya se cuenta con el apoyo irrestricto de la CIA y las grandes corporaciones dedicadas a la cultura mundial. Y por supuesto, el aval festivo de las más prestigiosas editoriales.

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