EXCRITURA DE UN REFUGIADO
Las maderas podridas del bote,
lejos, y el inmenso el mar
Ni siquiera un grito perdido,
¿ese llanto era verdadero?
Las sales en la garganta, azules
ya se confunden en el cielo.
Apenas puede flotar en el aire;
la esperanza es ese sol.
Al ver las burbujas tan blancas,
el tiempo olvida al tiempo.
Los ojos ciegos del refugiado,
aun miran, a la tierra de la libertad.
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