EXCRITURA DE MARECHAL
Te envidio, Leopoldo,
vos podías escribir en lo más hondo a la patria.
Y veías sus metáforas,
la piel de sus tantos colores siempre vivos.
Los paisajes y sus versos:
amaneceres, llanuras, empedrados, arrabales.
Sus más viejos dolores...
hasta ese temblor enamorado de la niñez.
Te envidio, y me duele,
ahora en mis ojos solo tengo clavada su ausencia.
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