viernes, 11 de noviembre de 2016

CONSUELO DE LA CREACIÓN

Por fin ningún verso,
ni una frase
o al menos una palabra.

Perdidos los ojos
en el viento,
del otro lado, adentro.

Lejano de mí,
en la misma silla
la misma habitación.

Sin esa impaciencia,
sus trampas retóricas
que evitan al mero estar.

Así, el tiempo no pasa;
flota en el otro,
y alivia su misterio.

Inmóvil ante el papel,
tan blanco
y sereno en su única voz.

Si pudiera seguir así;
ser un poeta,
apenas la plena ausencia.

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