domingo, 6 de noviembre de 2016

EXCRITURA DE CAMUS

No lloró a su madre,
ya no le pertenecía el llanto.

Lejano y sin otro rumbo,
ni siquiera podía perderse.

Un resplandor lo cegó:
mató y apenas era su muerte.

Extranjero, hasta su cuerpo
absurdo, se olvido de la vida.

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