EL MÉTODO DEL IDIOTA


No será como el de René Descartes,
pero las excrituras sostienen que hasta el idiota
también tiene un método. Y es infalible.
O mírenlo abrir sus ojos al sol.

Lejos de lo claro y evidente,
su discurrir se circunscribe al jardín y al cielo.
El enorme pino y su perro son excusas:
su razón solo necesita de los mocos y las babas.

Ya sus manos acarician el césped,
escarban y juntan un poco de tierra y una lombriz.
Entonces no queda ninguna duda...
Vean con que felicidad alimenta su cuerpo.