ENSEÑANZAS DE NICO, MI PADRE
Mi padre, para curar su tartamudez, descubrió que tenía que evitar los ojos de su interlocutor.
Al principio -tonto universitario- pensé en Sartre y ese infierno que impone la mirada de los otros. Pero hoy ya no me convence esa hipótesis, prefiero creer que mi padre se curó porque aprendió a escuchar las palabras de los otros, sin temores, reales.
Por eso, ahora, cuando habla nada le impide decir lo que siente y piensa, y mira con tranquilidad a los ojos, de cualquiera.
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