EXCRITURA DE FRIDA KAHLO
A los seis años empecé a vivir mi amistad imaginaria.
Uno de los cristales de la ventana echaba vaho
y entonces con el dedo dibujaba una puerta,
salía y atravesaba ansiosa el llano, inmenso,
hasta llegar a una lechería llamada Pinzon.
Allí -nunca faltaba-, me esperaba mi amiga.
Siempre bailaba, alegre, y reía sin emitir sonidos.
Ella conoce todas mis cosas, y ahora pinta mis autorretratos.
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