lunes, 25 de julio de 2016

BABAS LUNÁTICAS

Todavía no se despertó.
Otra vez el idiota durmió escondido en la luna
que, sin querer, acarició su cuerpo
desde las ventanas abiertas.

A veces le ocurre;
como las mareas, sus movimientos desarticulados
solo obedecen al fluir de la sangre
y, por supuesto, al candor de las babas.

Así que su torpeza
ahora apenas pisa el temblor del pastito del jardín.
Por suerte, lejano, asoma el sol
y el idiota ya despierta a la luz irreal de la tierra.

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