EL IDIOTA DE CIORAN
Sin conocer la amargura de Cioran,
el idiota babea algo parecido a sus aforismos.
Para ambos, no cabe duda,
el pensamiento es destrucción en su esencia.
También -basta verlo jugar con su perro
o escarbar ansioso la tierra hasta hallar una lombriz-,
los dos coinciden en la solución:
la alegría no reposa en nada, solo ocurre.
Pero hay algo que ni Cioran entiende;
para él, es imposible ser feliz por el hecho de vivir.
y entonces jamás podrá comprender lo más elemental,
el idiota existe en otra vida, lejos del mundo.
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