EXCRITURA DE MALLARMÉ
El desierto de la noche sin una lámpara encendida.
La mirada de los viejos jardines en el reflejo de la nada.
Las aves ebrias entre la espuma y el cielo.
El ancla retiene el corazón exótico de la aventura.
Ya es imposible huir, allá solo es la ausencia.
¡Ay, la carne es triste!, y desaparecieron todos los libros.
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