miércoles, 13 de julio de 2016

EXCRITURA DE MALLARMÉ


El desierto de la noche sin una lámpara encendida.
La mirada de los viejos jardines en el reflejo de la nada.

Las aves ebrias entre la espuma y el cielo.
El ancla retiene el corazón exótico de la aventura.

Ya es imposible huir, allá solo es la ausencia.
¡Ay, la carne es triste!, y desaparecieron todos los libros.


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