UN BALANCE ARBITRARIO
Escuchame apenas un poquito, pelotudo:
leíste lo que quisiste, a los mejores;
viste el primer gol inolvidable de Nahuel,
hiciste mil veces la revolución en Epuyén
conociste a Ceci, a Flor, a Del;
te sonrió la más hermosa puta de Praga;
tenés un autógrafo trucho del Diego;
viste a Fellini, a Wenders, ¡a Favio!,
ni hablar de los Beatles y Miles Davis,
volviste borracho por las calles de la Quebrada;
tu viejo te hizo los mejores asados del mundo;
cantaste la Marcha en la casa de gobierno;
y una noche le diste la mano a Charly García.
Decíme, ¿todavía querés más, Gustavito?
Bueno, entonces aguantá y no te quejes...viví.
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