CÁSCARAS DE TRISTEZA
A veces, como ahora, suele ocurrir.
Mientras pela las papas,
no lo puede evitar y llora.
Claro que sin ninguna razón,
como si las lágrimas
también fueran su propia cáscara.
Pero, por suerte, dura un ratito,
hasta dejar el cuchillo
y encender a la televisión.
Después, de golpe , ya se olvidó;
o por fin se hunde
en la olla y se convierte en puré.
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