viernes, 14 de octubre de 2016

RUIDOS MUDOS

Ya ni siquiera puede decir que no
a la insistencia de esas voces;
al balancear la cabeza,
apretar aun más los ojos,
o escupir la palma de sus manos.
No quiere mirar por la ventana;
lejos, un pez en la nieve,
y el frío que le quema su sombra.
Sus pasos olvidan las huellas,
hasta la muerte es inútil.
El silencio le estalló en la lengua.

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