RUIDOS MUDOS
Ya ni siquiera puede decir que no
a la insistencia de esas voces;
al balancear la cabeza,
apretar aun más los ojos,
o escupir la palma de sus manos.
No quiere mirar por la ventana;
lejos, un pez en la nieve,
y el frío que le quema su sombra.
Sus pasos olvidan las huellas,
hasta la muerte es inútil.
El silencio le estalló en la lengua.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario