EXCRITURA DE PASOLINI
Ya no puedo fingir que no lo sé;
éste es mi estado: no tendré paz, nunca.
Subo a mi jardín, todo de piedra,
apenas una pobre cosa indefensa y desnuda.
Me acerco, la pura actitud de la naturaleza;
¿por qué no tiemblo de alegría o angustia?
A veces mi fe es un descampado,
el fervor de una sangre sin amor.
La realidad se impuso, indolente y brutal,
y el dolor, poco a poco, me aleja de la vida.
Ese oscuro sentimiento me envenena;
lo sé, en mí late el demonio de la rabia.
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