lunes, 17 de octubre de 2016

MENSAJES DE LO OSCURO

Aferrado con los puños al alambre del puente, solo,
no para de gritar a los autos de la avenida.

Desde acá, lejana, se escucha la voz,
aunque apenas se entienden, rotas, sus palabras.

Ya ha pasado más de una hora
y, para colmo, el viento le arrebató la gorra.

A veces calla un instante y levanta la cabeza,
como si buscara el sentido en la la luz de la luna.

Muchos lo miran y sonríen;
otros intentan comprender lo incomprensible.

En el aire flota una forma de miedo.
Nadie está a salvo y lo saben: ese sermón es el fin.

Pero ahora decide abandonar su lugar;
de a poco, al alejarse, su figura es parte de otra noche.


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