domingo, 9 de octubre de 2016

PEREGRINO MODERNO

Juntar al pasar alguna de esas piedritas perdidas,
y olvidar a los automóviles,
al sol siempre solo detrás de los edificios.

A cada minuto patear una palabra,
y después a todas.
Arrodillado, como un lobo, aullar a un semáforo.

Solo detenerse a respirar los árboles;
y verse al partir, feliz,
en el fondo de los charcos sucios del cordón.

A veces, comer algún gladiolo de un jardín
y esquivar la sombra.
Andar sin rumbo hasta que el adentro sea desierto.



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