EXCRITURA DE ELÍAS CANETTI
Cada individuo es un temblor
solo en la masa crece el sentido de las esperanzas.
Con o sin razón, allí,
como una revelación estalla la pura vida.
El fuego de la sangre,
la íntima inmensidad del exceso y el destino.
Lejos de las palabras,
en ese vórtice despiadado del amor original.
Entre cantos, bailes y sudores,
todos perdidos encuentran otro cuerpo: el único.
La eternidad sin tiempo,
el instante por venir que derrota a la muerte.
Pero ya casi nunca ocurre,
y cada cual se olvida, se engaña con falsos consuelos.
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