EXCRITURA PARA JACOBO FIJMAN
Ya no puede sonreír el poeta:
las aguas grises inundaron a las colinas.
Por los pasillos, hasta aturdir,
las palabras persiguen sus versos.
Nada lo puede evitar,
ni la sordera de tantas pastillas.
Así que trata de estar así,
a oscuras, y mirar fijo la pared.
A veces viene una paloma
y con sus alas abre el cielo de la ventana.
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