miércoles, 4 de noviembre de 2020

 RECONOCIMIENTO


Todas las mesas del comedor estaban ocupadas.

Cada interno tenía su lugar,

hasta las sillas vacías.

también esperaban sus ocupantes.

Me senté en el piso,

en uno de los rincones

Luego vino una de las mozas

y resolvió mi situación.

Pero no hubo protestas,

solo era una de las tantas costumbres.

Me sorprendió la cortesía:

eran mudos y agradables

Sus preguntas eran respetuosas

pero ya no recuerdo de que hablamos.

Todos esperan el flan

y yo ya no era una desconocido

Flan, flan, repetían

El más antiguo, Don Agustín,

me regalo un poco de pan

y aunque no tenía apetito

lo saboreo con ganas

Empezó un murmullo

y unos festejos para el flan, 

acompañé el entusiasmo, ya me sentía uno de ellos..


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