sábado, 7 de noviembre de 2020

 PATRIOTA FUSILADO


Nunca se saca esa vieja camiseta de Argentina,

sucia, agujereada, apestosa.

No tiene edad en la mirada ausente,

a veces, parece un niño;

a veces, el anciano de la tribu.

Nadie conoce su verdadera historia,

tampoco su verdadero nombre.

Algunas mañanas trepa a una de las mesas

para cantar, a los gritos, el himno,

por eso lo llaman el Patriota.

Vive encerrado en el Pabellón,

dicen que su mascota es una rata,

que asesino a un psicólogo,

que violó a su hija,

que caga en los pasillos,

que quiso arrancarse varias veces los ojos.

Una vez traté de hablar con él,

me senté a su lado, sentí su respiración,

y vi que sus manos se transformaban en puños

y antes de irse me dijo que a él ya lo habían fusilado.

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