viernes, 6 de noviembre de 2020

 EL SER BABA


Apenas lograba hablar, siempre babeaba

y molestaba; te perseguía

por un cigarrillo,

por unos bizcochitos, 

y todos lo despreciaban

Ni recuerdo su apodo,

sí su mirada perdida,

vacía y negra...

Jamás lo vi conversar,

ni con las enfermeras.

Babeaba, era la vida más repugnante del ser.

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