TORCACITAS
A sus pies, otra vez, vienen las dos torcacitas,
siempre cerca de las cinco,
cinco y media.
El Chaqueño cree que están casadas,
nunca se pelean,
me susurró.
Él busca con cuidado en los bolsillos
miguitas de pan,
las del almuerzo.
Y ellas picotean, nerviosas y contentas,
casi en libertad,
no les importa que las alimente un suicida idiota.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario