INTERIOR DE LOS INTERNOS
Perdidos en la geografía del cuerpo,
y todavía más allá del mundo,
siempre los límites de la razón;
como esa única pureza brutal
en la única soledad del solo,
sin otra esperanza que la espera.
Entre los ángeles y los demonios
que dan vueltas y vueltas
para abrir cada vez las heridas;
entre las ruinas de las palabras
al juntarse las babas,
una flor que también es el Rayo.
Justo en el borde del cómo sentir
la armonía perfecta del caos:
sus furias los convierte en piadosos.
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