jueves, 5 de noviembre de 2020

EL OSO HORMIGUERO


Allá, sentado en el banco más apartado, como siempre. Algo parecido a una media en la cabeza, un sobretodo -a pesar del calor- desgarrado, sucio, inmóvil: solo es una mirada. Al acercarme descubrí el secreto, una tontería; observababa a una hormiga que recorría lentamente un sendero con un pedacito de hoja en su espalda, y seguro que regresaba a su hormiguero por los bordes del banco. Antes de acompañarlo, crei oportuno averiguar su riguroso interés; pero mis conjeturas se desvanecieron en un instante, apenas un gesto que, recordé, ya había visto otras veces a la distancia: el levanto su mano y la aplastó. luego, murmuró algo ininteligible, y con la otra mano la recogió y la llevó a su boca. Recién entonces él me vio, no me prestó la menor atención y nuevamente empezó a mirar los yuyos, el suelo, la pared. A los demás internos les causa gracia, ellos me dijeron que lo llaman el Oso Hormiguero.   

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