PABELLÓN 127
LA BIENVENIDA
Ya vencido y vacío el bolso,
las remeras,
un camperón deportivo,
mi buzo azul,
los pantalones,
la jogineta,
los calzoncillos,
las medias,
las toallas,
el champú,
unas bermudas,
el talco,
las zapatillas.
Todo ahí, rubricado
-con una fibra verde-
con mi nombre
y el número 127
en la mesa aséptica.
Desde ahora
apenas un cuerpo,
nada es fundamental:
un yo en la ropa
que no soy yo,
un otro, otro cualquiera
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