jueves, 8 de junio de 2017


MÚSICA DE HUESOS

Una hora tras otra, la primera jornada ya casi llega a su fin.
Junto a la puerta, un banda empieza a tocar Rosamunda,
la famosa canción sentimental,
y, aunque piense y piense, no puedo entender,
En nosotros surge un amago de alivio,
una absurda sensación de bienestar, algo
que nos recuerda a nosotros mismos;
pero la banda ya empezó con una marcha
y aparecen los pelotones de nuestros compañeros...
Vienen en columnas de cinco,
su modo de andar es extraño, inhumano, roto,
como fantoches rígidos que solo tuviesen huesos.
No quiero ver lo que estoy viendo, tampoco entiendo.
Ahora sus pasos marcan escrupulosamente el tiempo de la música.

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