jueves, 1 de junio de 2017

25

Algo, alguien, su tesoro oculto.
Un lugar para el aire,
apenas un vara de nardo.
La queja gregoriana sin orillas,
y ondula el pasado del maizal.
Lenta, ya se diluye la casa,
la senda que aun regresa sola.
Estas ganas del silencio,
pero se canta, solo suspiros
en las paredes del templo.
Son las voces de otro canto
en busca de notas que se amen.

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